jueves, 12 de febrero de 2015

¿Es Jesucristo el Jehová del Antiguo Testamento?

La Divinidad de Jesucristo:
¿Es Jesucristo el Jehová del Antiguo Testamento?


Por: Fernando E. Alvarado

Jesucristo, el Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento

Introducción:

En el cristianismo existe una diversidad de opiniones sobre quién es Jehová, todo ello producto de la apostasía de la Iglesia de Jesucristo en los primeros siglos dela Era Cristiana.
De acuerdo con la Enciclopedia Católica, Yahveh (Jehová) es “El nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento; de aquí que los judíos lo llamaran el nombre por excelencia, el gran nombre, el único nombre, el nombre glorioso y terrible, el nombre oculto y misterioso, el nombre de la sustancia, el nombre propio, y más frecuentemente shem hammephorash, es decir, el nombre separado o explícito…” (Véase http://ec.aciprensa.com/wiki/Yahveh)
Para los católicos, por lo tanto, Yahveh o Jehová es el nombre de Dios en el Antiguo Testamente o, mejor dicho, el nombre de la Trinidad. Es decir, que el Padre es Yahveh, el Hijo es Yahveh y el Espíritu Santo es Yahveh según la enseñanza católica. No obstante, suelen aplicar casi de forma general el nombre Yahveh a Dios el Padre, como manera de distinguirlo de su Hijo Jesucristo o del Espíritu Santo.
Desde una perspectiva protestante (aunque no en todos los casos) los Santos, Patriarcas y Profetas del Antiguo Testamento jamás conocieron a plenitud el “misterio” de la Trinidad. Por eso, muchos protestantes suelen interpretar que Yahveh o Jehová es el nombre propio y exclusivo de Dios el Padre. Basados en una teología dispensacionalista originada en las ideas del Beato Joaquín de Fiore (abad y monje italiano nacido en Calabria en la Edad Media), los protestantes tienden a dividir la historia humana en tres períodos: Edad del Padre (Jehová), la Edad del Hijo (Jesucristo) y la Edad del Espíritu Santo (el Consolador).
Según dicha interpretación, Dios se revela a sí mismo y su naturaleza trina en tres períodos, cada uno de los cuales tiene unas características propias y una evolución:
·         La Edad del Padre abarca desde la Creación hasta el nacimiento de Cristo. Es una edad dominada por el miedo al castigo y las figuras importantes de esta etapa son los profetas.
·         La Edad del Hijo, que empieza con el nacimiento de Cristo, está dominada por el sentimiento de fe y marca el inicio de una concepción de Dios como ser lleno de amor, misericordia y gracia.
·         La Edad del Espíritu Santo, que para muchos comienza con la venida del Espíritu Santo el día de pentecostés, mientras que para otros comienza con el Milenio. Es una edad en la que la dirección de la Iglesia y los asuntos del Reino de Dios son efectuadas por el Espíritu Santo en persona, culminando de este modo la manifestación del Dios Trino a Su pueblo en la Tierra.
Por lo tanto, el Dios conocido como Yahveh por los judíos es Dios el Padre actuando en su Edad específica, sin ninguna mención del Hijo o del Espíritu Santo de forma explícita. Es hasta el Nuevo Testamento que surge la figura del Hijo (Jesucristo) y es, hasta la entronización de Éste a la diestra del Padre, que se manifiesta el Espíritu Santo como tercer miembro de la Trinidad.
Otros grupos religiosos alejados de la corriente principal del cristianismo tienden a tener una interpretación un tanto diferente. Los Testigos de Jehová son bien conocidos para su negativa de la deidad de Cristo. Según su teología, Jesús fue una encarnación del arcángel Miguel, no un Dios en carne humana. Para ellos Jehová es el nombre de Dios el Padre, el único Dios verdadero. Esta doctrina recibe el nombre de Arrianismo[1].
Ciertos grupos pentecostales unitarios enseñan que Jesucristo es el mismo Jehová del Antiguo Testamento. Para ellos no existe tal cosa como la Trinidad, de modo que los términos “Padre” y “Espíritu Santo” son sólo otros nombres para referirse a ciertos aspectos de la personalidad de Jesucristo, el único Dios verdadero. Dicha doctrina recibe el nombre de Sabelianismo o Modalismo[2] por su insistencia en que los distintos nombres eran solo “modos” de representar a Jesús.

Jesucristo, el Jehová del Antiguo Testamento

 Para los mormones, ¿Son Jehová y Jesucristo la misma persona?
De acuerdo con la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Jehová es el Jesucristo preterrenal y vino a la tierra como hijo de María (Mosíah 3:8; 15:1; 3 Nefi 15:1–5). De acuerdo con la teología mormona, Jehová (Jesucristo) es un integrante de la Trinidad. El participó en el Gran Concilio de los cielos donde se decidió que ellos construirían un mundo al cual podríamos venir como seres mortales para labrar nuestra salvación. En la comprensión mormona del relato del Génesis, mientras Adán y Eva estuvieron en el Jardín de Edén, estaban en la presencia del Padre y eran enseñados por Él. La primera parte del libro de Génesis, la cual tiene que ver con la Creación y con Adán y Eva en el Jardín de Edén, transcurre cuando el Padre estaba presente ante ellos (Capítulos 1-3). Después que comieron del fruto prohibido, Adán y Eva fueron expulsados de aquel jardín e igualmente de la presencia del Padre. Fueron desterrados por causa de su transgresión, y llegaron a estar muertos espiritualmente, esto es, fueron echados de la presencia de Dios. Es entonces cuando entra en escena Jehová (Jesucristo), como el Mediador entre el hombre y Dios (Elohim) y su Abogado ante el Padre. El Presidente Joseph Fielding Smith enseñó lo siguiente:
 “Toda revelación desde la Caída ha venido por medio de Jesucristo, quien es el Jehová del Antiguo Testamento. En todos los pasajes en los que se menciona a Dios y en los que se habla de su manifestación, se habla de Jehová. Fue Jehová quien habló con Abraham, con Noé, con Enoc, con Moisés y con todos los profetas. Él es el Dios de Israel, el Santo de Israel; el que sacó a aquella nación de su cautiverio en Egipto y el que dio y cumplió la Ley de Moisés. El Padre nunca trató directa o personalmente con el hombre después de la Caída, y nunca se ha mostrado a no ser para presentar y dar testimonio del Hijo.” (Doctrina de Salvación, Tomo I, pág. 15)
A partir de la Caída de Adán (y a lo largo de la historia humana), Jehová trabaja para reconciliarnos, es decir, para llevarnos a un acuerdo con Elohim, su Padre. Como se observa desde Génesis 4 en adelante, es Jehová quien actúa como el Dios de esta Tierra y a la vez como representante del Padre ante la humanidad;  Él se sitúa entre el Padre y el hombre, actuando y hablando como si fuera el Padre en virtud de su investidura divina y autoridad derivada del Padre (Elohim). Joseph Fielding Smith también enseñó que:
“El Padre ha honrado a Cristo poniendo su nombre sobre El, de manera que pueda ejercer su ministerio en y por medio de ese nombre como si fuese el Padre; y de esta forma, en lo que tiene que ver con el poder y la autoridad, sus palabras y hechos vienen a ser y son los del Padre.” (Doctrina de Salvación, Tomo I, pág. 17)
Además, en la interpretación mormona de la historia humana, los profetas del Antiguo Testamento entendían y conocían la verdadera naturaleza de la Trinidad (es decir, que son tres personas distintas y tres Dioses diferentes), no confundiendo a Jehová con Elohim. Ha sido a través de los siglos, y tras subsecuentes períodos de apostasía y adulteración de las Sagradas Escrituras, que el verdadero conocimiento de Dios se perdió para el hombre, desencadenando en la formación de numerosos sistemas apóstatas de adoración como el politeísmo (religiones antiguas, hinduismo, sintoísmo, etc.) o en versiones extremas de monoteísmo que niegan la verdadera naturaleza de la Trinidad (Islam, Judaísmo moderno, Credos de la cristiandad trinitaria, modalismo, arrianismo, etc.). Pero, ¿Es esto cierto? ¿Conocían los profetas del Antiguo Testamente la verdadera naturaleza de la Trinidad, o son sólo interpretaciones mormonas sin validez bíblica?

La Santa Biblia testifica que Cristo es Jehová

Los Patriarcas y Profetas del Antiguo Testamento: ¿Qué sabían ellos acerca de la Trinidad? ¿Comprendían ellos que Jehová hecho carne sería el Mesías?
Aunque reconocemos que la Biblia es un registro incompleto de los tratos de Dios con la humanidad, y que ha sido mutilada o alterada por los hombres a lo largo de la historia, podemos observar (aún en su estado incompleto actual) que hay pasajes donde Dios habla de sí mismo en el plural “Nosotros.”  Aunque en sí misma esta referencia de pluralidad de dioses no establece la doctrina de la Trinidad, dichos pasajes hacen referencia a una doctrina que luego es expresada claramente en el Nuevo Testamento y en las revelaciones modernas, y esto sigue un patrón que vemos con varias otras doctrinas. No debemos ignorar dicha evidencia porque es indirecta, ya que sienta las bases para una doctrina que se desarrolla con claridad en los resto de Escrituras. Por ejemplo:
·         GÉNESIS 1:26 “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Debemos ver lo que realmente dice este versículo. Dios (Elohim, en el texto hebreo) está comentando sobre la formación del hombre, y dice claramente, “Yo hice al hombre como ‘nosotros.’”  Dios (Elohim) habla usando la expresión “como nosotros” (prefiriendo usar el plural en lugar del singular) evidenciando la existencia de otros seres semejantes en naturaleza a Él y junto a Él como Primera Presidencia de los Cielos. La pregunta es, ¿A quién dirigió Elohim dichas palabras? Juan 17:5 nos da la respuesta: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” Pero ¿Y el Espíritu Santo? Génesis 1:2 no dice: “y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”  Entonces, vemos claramente como la Biblia habla del Hijo y del Espíritu Santo en la creación del mundo. Puesto que Dios dijo “Hagamos” da a entender que antes de la creación existía un “Nosotros”, es decir, una pluralidad de seres divinos. Es muy difícil explicar tal lenguaje si Moisés, autor del Génesis, hubiera desconocido la existencia de la trinidad. Esta mención de pluralidad divina se repite también en los siguientes pasajes:
GÉNESIS 3:22 “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.” 
GÉNESIS 11:7 “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.”
·         Los hijos de Coré también entendían correctamente la existencia de una pluralidad de dioses. En SALMO 45:6-7 Tu trono, oh Dios [refiriéndose a Jehová], es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios [Elohim], el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.”  Este pasaje es citado en HEBREOS 1:8-9 de Jesucristo, el Hijo: “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios [en este caso Jesucristo], por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios [el Padre], el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.” Ahora, lo que aprendemos de estos pasajes es que, en el Antiguo Testamento, se le habla directamente a Jehová diciendo, “te ungió Dios, el Dios tuyo” En Hebreos dice que este pasaje es dirigido al Hijo de Dios, Jesucristo, evidenciando tanto la divinidad de Cristo como la existencia de una pluralidad de Dioses.
·         El profeta Isaías también comprendía la existencia de los tres miembros de la Trinidad. En ISAÍAS 6:8 leemos: “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo (Isaías): Heme aquí, envíame a mí.”  En estos versículos Jehová habla de enviar un representante, pero para ello habla nuevamente en plural, aludiendo a otros seres divinos que le acompañan en el cielo. Nuevamente, en ISAÍAS 48:12-13, 16 se nos dice: “Óyeme, Jacob, y tú, Israel, llamado por mí: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la a tierra, y mi mano derecha extendió los cielos; al llamarlos yo, comparecen juntamente…. Acercaos a mí, oíd esto: Desde el principio no hablé en a secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.” Este menciona tanto a Jehová como al Espíritu Santo enviando al profeta a comunicar Su mensaje, probando de nuevo que los profetas del Antiguo Testamento sabían que ellos eran dos seres divinos separados y distintos.

Negar que estos versículos hablan de una pluralidad de dioses (la Trinidad) es negar lo más obvio. La interpretación mormona de la historia es correcta en este sentido: Lo que hoy llamamos el Evangelio de Jesucristo ha sido conocido, predicado y enseñado desde la época de Adán. Los diferentes períodos de apostasía tergiversaron la verdad revelada y mutilaron las Escrituras; sin embargo, jamás pudieron borrar toda la evidencia de la Biblia.
Los profetas del Antiguo Testamento no sólo conocían la doctrina de la Trinidad, sino que distinguían perfectamente entre Elohim (Dios el Padre) y Jehová (Jesucristo); también entendían y comprendían que Jehová vendría sobre la Tierra en forma humana como Cristo, revelándose a sí mismo como el Hijo de Elohim, el Dios cuya relación con el hombre se perdió tras la Caída de Adán. Así tenemos que: 

Isaías 9:6, por ejemplo, es una promesa evidente del Mesías. Da una serie de nombres que se aplican a él: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno o [“padre de la eternidad”], Príncipe de Paz.”. Una profecía anterior de Isaías, se halla en Isaías 7:14, le da el nombre de Emmanuel, lo cual literalmente quiere decir: “Dios con nosotros”. Evidentemente, Isaías entendía que el Mesías prometido sería el Dios de Israel encarnado, es decir, Jehová.
Miqueas 5:2 profetizó que el lugar del nacimiento del Mesías sería Belén, y habló de él con estas palabras profundamente importantes: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Miqueas profetiza que el mesías será no un ser humano común, sino un ser de naturaleza divina, ya que su existencia es desde el principio, desde la eternidad pasada.
En Malaquías 3:1-2 encontramos una de las profecías más evidentes, más vívidas del Mesías entrante. Marcos 1:2 identifica este versículo como una profecía de Cristo: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.” Nótese que retrata a Jesús como Señor (ésta es la palabra hebrea Adonaí, empleada para aludir a Jehová), quien viene a Su templo. Y él viene a hacer una obra de juicio divino.
En la profecía famosa de Juan el Bautista encontrada en Isaías 40:3, Jesús es llamado Jehová: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”.  Nuevamente, Isaías demuestra que sabía perfectamente que Jehová se encarnaría. Compárese con Mateo 3:1-3
Y, en Jeremías 23:5-6, se introduce un nombre nuevo para Dios, Jehovah Tsidkenu, “Jehová nuestra justicia”. Note a quienes es aplicado: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. [Esta es claramente una profecía mesiánica.] En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jeremías 23:5-6). Para Jeremías, el mesías sería Jehová hecho hombre.


Jesucristo, el Gran Jehová hecho carne


Jehová: El Señor Jesucristo en su Vida Premortal
La evidencia bíblica en favor de la enseñanza mormona sobre la identidad premortal de Cristo es abundante. La Biblia enseña que Jehová y Jesucristo son la misma persona:

JEHOVÁ
JESUCRISTO
JEHOVÁ ES CREADOR
JESÚS ES CREADOR
Génesis 2:4: “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová hizo la tierra y los cielos,”
Génesis 2:15: "Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase."
Salmo 89:8, 11: “Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu fidelidad te rodea. 11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.”
Salmo 102:25: “Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.”
Juan 1:3, 10: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”
Colosenses 1:16: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Hebreos 1:10: “Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.”
JEHOVÁ ES ADORADO
JESÚS ES ADORADO
Salmo 22:27: “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.”
Isaías 45:22-23: "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. 23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.”
Isaías 66:23: “Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.”
Filipenses 2:10-11: “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Lucas 24:51-52: “Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;”
Apocalipsis 15:3-4: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.”
JEHOVÁ ES SEÑOR DE SEÑORES, EL PRIMERO Y EL POSTRERO
JESÚS ES EL CORDERO, ES SOLO SOBERANO, SEÑOR DE SEÑORES, REY DE REYES, EL PRIMERO Y EL POSTRERO
Deuteronomio 10:17: “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho;”
1ª Timoteo 6:14-15: “que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,”
Apocalipsis 2:8: "Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:"
Apocalipsis 17:14: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
JEHOVÁ ES REY DE ISRAEL
JESÚS ES REY DE ISRAEL
Salmo 145:10-13: “Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, Y tus santos te bendigan. 11 La gloria de tu reino digan, Y hablen de tu poder, 12 Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, Y la gloria de la magnificencia de su reino. 13Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu señorío en todas las generaciones.”
Isaías 44:6: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios."
Juan 1:49: “Respondió Natanael y le dijo: ‘Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.’”
Apocalipsis 22:12-13: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.”
JEHOVÁ REDIME DE TODA INIQUIDAD
JESÚS REDIME DE TODA INIQUIDAD
Salmo 130:7-8: “Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención con él; 8 Y él redimirá a Israel de todos sus pecados.”
Miqueas 4:10: “Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.”
Tito 2:14: “Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”
JEHOVÁ FUE TRASPASADO
JESÚS FUE TRASPASADO
Zacarías 12:10: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.”
Juan 19:33-34, 36-37: “Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. 37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.”
Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo lo verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.”
JEHOVA ES EL NOMBRE QUE DEBE SER INVOCADO PARA SER SALVO
JESÚS ES EL NOMBRE QUE DEBE SER INVOCADO PARA SER SALVO
Joel 2:32:
“Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.”
Ro 10:9, 13:“9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo... 13 Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

¿Más pruebas? ¡Por supuesto!
·         Tanto Jehová como se Cristo se identifican como el YO SOY.
“Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros." (Éxodo 3:14).
"Jesús le dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy." (Juan 8:58).
Que los judíos intentaran apedrear a Jesús por supuesta blasfemia implica que ellos entendieron que Él afirmaba ser Jehová, el Gran Yo Soy (Juan 8:59).
·         En Isaías 10:20, encontramos la expresión, “Jehová, el Santo de Israel”. Se dice que el Santo es nada menos que Jehová mismo. Y en Hechos 3:13-14, Pedro le dice a los hombres en Jerusalén: “El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo”.
·         En Isaías 43:11, Dios habla: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve”. ¿Se ha dado cuenta usted que el título “salvador” es reservado en la Escrituras a Jehová? Por esto es que Pablo, escribiéndole a Tito, no se reprimió en aplicarle tanto el nombre Dios y la palabra Salvador a Jesucristo. Tito 2:11-13 dice esto: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
·         Deuteronomio 10:17 dice, “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible,”. Pero Apocalipsis 17:14 le aplica el título “Señor de señores” al cordero, Jesucristo: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
·         Salmo 23:1"Jehová es mi Pastor; nada me faltará". "Yo apacentaré a mis ovejas, yo les daré aprisco, dice Jehová." (Ezequiel 34:15). En cuanto a Jesús, también se dice que Él es el Buen Pastor: "Dijo Jesús: Yo soy el buen Pastor; y conozco a mis ovejas, y las mías me conocen...  y pongo mi vida por las ovejas." (Juan 10:14,15).                                        
·         Salmo 27:1: "Jehová es mi luz y mi salvación."  Y también, "Jehová te será por luz perpetua" (Isaías 60:19). Luego, en el Nuevo testamento leemos: "Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue,...tendrá la luz de la vida." (Juan 8:12).
·         Salmo 19:14; Isaías 47:4; Colosenses 1:14: Romanos 3:24: "Oh, Jehová, roca mía, y redentor mío". "Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el santo de Israel." "Su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre." "La redención que es en Cristo Jesús."
·         En Salmo 18:2 leemos: “Jehová, roca mía y castillo mío", también: "Jehová...la roca de nuestra salvación" (Salmo 95:1). Luego, en el Nuevo Testamento: "De Cristo se dice: "Pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa." (1 Pedro 2:6) Además, leemos: “y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. (1 Corintios 10:4). De modo que tanto Cristo como Jehová son identificados como la Roca. Es interesante notar también que Pablo enseña que en la roca de la cual brotó agua estaba Cristo ya que, según Éxodo 17:5-6, fue Jehová quien estaba en la roca: “Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el  río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrá de ella agua, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.”
·         Mateo 27:9,  en alusión a Cristo, recuerda "lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel"  Sin embargo, en el Antiguo Testamento encontramos estas palabras aludiendo a Jehová: "Y me dijo Jehová: échalo al tesoro; hermoso precio con que me han apreciado..." (Zacarías 11:13). Jehová sería vendido en 30 piezas de plata, pero en realidad fue Jesucristo ¿No es acaso porque ambos son el mismo?
·         Filipenses 2:9-11 nos enseña: "Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo....para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra. Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para a gloria de Dios Padre."  No obstante, en el Antiguo Testamento se dice esto mismo de Jehová, ya que ambos son el mismo ser: “...Que a mí (Jehová Dios) se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua." (Isaías 45:23).
·         En Génesis 18:25-26, se dice de Jehová que es "...El Juez de toda la tierra...”. El apóstol Pedro dijo sobre este asunto así: "Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él (Jesús/Jehová) es el que Dios [Theos, la forma griega de Elohim] ha puesto por juez de vivos y muertos." (Hechos 10:42). Véanse también: Juan 5:22, Hechos 17:31, Romanos 2:16, Romanos 14:10, 1 corintios 4:5, 2 Timoteo 4:1 y 1 Pedro 4:5.
·         En Isaías 54:13 leemos: "Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová...." y luego en el Nuevo Testamento leemos: “...porque uno es vuestro Maestro, el Cristo." (Mateo 23:8).
·         Finalmente, en Hechos 1: 9-12 leemos: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones vestidos de blanco, los que también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre vosotros arriba al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama de los Olivos, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.” Como puede notarse, los ángeles prometen que, en su Segunda Venida, Cristo mismo descendería del cielo sobre el monte de los Olivos, justamente como lo hizo al ascender de nuevo a su Padre. Sin embargo, en Zacarías 14: 1-4 se hace una clara alusión a la Segunda Venida de Cristo, llamándola “El Día de Jehová”. Allí leemos lo siguiente: “He aquí, el día de Jehová viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti. Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y las casas serán saqueadas y las mujeres violadas; y la mitad de la ciudad irá al cautiverio, pero el resto del pueblo no será sacado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará contra aquellas naciones como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre a el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio hacia el oriente y hacia el occidente, formando un valle muy grande; y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.”  

Segunda Venida de Cristo, el Día de Jehová

Y los mormones tenían la razón…
Es más que evidente que nuestro Señor Jesucristo y Jehová son la misma persona y el mismo Dios. Negarlo, ante la luz de tanta evidencia, sería pura necedad. Sin embargo, para quien no quiere ver la verdad, cualquier prueba será insuficiente.
Personalmente, aunque valoro el estudio personal de la Sagrada Biblia, debo ser honesto y reconocer que ésta solo fortalece mi testimonio personal y mi confianza en la revelación moderna y en las Escrituras de los últimos días. Mientras muchos hoy en día viven confundidos y continúan discutiendo sobre la identidad de Jehová, el joven profeta José Smith (aparentemente iletrado e inexperto en teología) reveló al mundo la siguiente verdad divina:
“EL velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.  Vimos al Señor sobre el barandal del púlpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies había un pavimento de oro puro del color del ámbar. Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba más que el resplandor del sol; y su voz era como el estruendo de muchas aguas, sí, la voz de Jehová, que decía: Soy el primero y el último; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre.”  (Doctrina y Convenios)

Jehová se aparece en el Templo de Kirtland

¿Es pura casualidad atinarle a la verdad? ¡No lo creo! Por el contrario. Dios sigue hablando en esta época a través de sus profetas vivientes, y si… ¡Los mormones tenían la razón!
Como dijo Jesús: “El que tiene oídos para oír, oiga.” (Mateo 11:15)

  




[1] Arrianismo: Es el conjunto de doctrinas cristianas expuestas por Arrio (256-336), un presbítero de  Alejandría (Egipto), probablemente de origen libio (etnia bereber). Algunos de sus discípulos y simpatizantes colaboraron en el desarrollo de esta doctrina teológica, que sostenía que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios mismo. El arrianismo es definido como aquellas enseñanzas defendidas por Arrio opuestas al dogma trinitario determinado en los dos primeros concilios ecuménicos y mantenido en la actualidad por la Iglesia católica, las Iglesias ortodoxas orientales y la mayoría de las iglesias protestantes. A pesar de que el arrianismo como tal fue exterminado, se considera continuadores de ciertos aspectos del arrianismo a varias comunidades religiosas. La cristología de los Testigos de Jehová guarda unas pocas similitudes con el arrianismo, en el sentido que ambas consideran a Jesús como el unigénito del Dios Padre, y no como Dios mismo. Los socinianos, una denominación nacida luego de la Reforma Protestante en Polonia, no cree en el aspecto de Jesús Dios, por lo que en alguna medida podrían ser considerados herederos del arrianismo
[2] Modalismo: Es un término "acuñado en el Siglo XIX" (por opositores trinitarios), siguiendo tal vez la filosofía de Baruch Spinoza, para describir una posición, según sus seguidores, estrictamente monoteísta y presente no sólo en los cristianos de los primeros siglos sino en toda la historia de la Iglesia Cristiana, donde Dios es definido como un Espíritu Único e Indivisible, que se manifiesta al hombre de diversos modos (Hebreos 1:2; 1. Timoteo 3:16; 2. Corintios 5:19; Juan 14:8-9), y que fue manifestado en carne como Jesucristo con el propósito de redimir al hombre (1. Timoteo. 3:15-16). Antes de la invención del término modalismo, dicha doctrina había sido conocida con términos como Monarquianismo, o la creencia en un solo Rey o Monarca que es Dios; sabelianismo o herejía sabeliana, contra la que luchó en el siglo IV San Basilio Magno. Los Pentecostales del Nombre de Jesucristo defienden la teología modalista, aunque prefieren utilizar el término Unicidad de Dios. Esta doctrina es enseñada además por la Iglesia Pentecostal Unida, la Iglesia de La Luz del Mundo y La Voz de la Trompeta Final, así como por otros grupos pentecostales de menor tamaño e iglesias independientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario