EL DÍA DE REPOSO CRISTIANO:
¿SÁBADO O DOMINGO?
Por
Fernando E. Alvarado
ORIGEN DEL CONFLICTO:
Ciertas iglesias cristianas como los Bautistas del Séptimo Día, la
Iglesia Adventista del Séptimo Día y otras denominaciones cristianas más
pequeñas reconocen al sábado como señal distintiva de lealtad a Dios (Éxodo
20:8-11; 31:13-17; Ezequiel 20:12, 20), afirmando que su observancia es
pertinente a todos los seres humanos en todas las épocas y lugares (Isa.
56:1-7; Mar. 2:27). Dichas iglesias afirman que cuando Dios “descansó” en el
séptimo día de la semana de la creación, también “santificó” y “bendijo” este
día (Génesis 2:2-3), separándole para un uso sagrado y transformándolo en un
canal de bendiciones para la humanidad. De acuerdo con dichas agrupaciones
religiosas, los hijos de Dios observan este día como una importante expresión
de la justificación por fe en Cristo (Hebreos 4:4-11). Algunos miembros de
dichos grupos (los adventistas principalmente) consideran el mandamiento de
guardar el día sábado como esencial para la salvación, llegando incluso a
afirmar que el día domingo es la "Señal de la Bestia" profetizada en
el Apocalipsis, y que los cristianos que consideran el domingo como día de
reposo, están en error y bajo condenación. Pero, ¿Qué enseña la Biblia al
respecto y cuál es la postura doctrinal de los Santos de los Últimos Días?
Ellen G. White, fundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
¿QUÉ CREEMOS LOS MORMONES AL RESPECTO?
Como Santos de los Últimos Días creemos que el día de reposo es para dedicarlo al Señor. Al guardarlo seguimos el
ejemplo de Dios. Dios dedicó un día para descansar. En Génesis se lee que
después de haber creado la tierra y al hombre, Dios “reposó el día séptimo de
toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en
él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3). El
mandamiento que Él nos da es una invitación a hacer lo mismo. En Éxodo se lee:
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás
toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él
obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días
hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay,
y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo
santificó” (Éxodo 20: 8-11). El Señor específicamente dio el mandamiento de que
el día de reposo debía ser un día diferente a todos los demás, en memoria de Su
obra.
Cuando Jesucristo resucitó, el día de reposo llegó a ser el domingo.
Después de recibir el mandamiento de guardar el día de reposo, el pueblo judío
designó el séptimo día de la semana para dedicarlo a Dios. Como todos los
mandamientos de la Ley de Moisés, este mandamiento era estricto en naturaleza,
y los judíos se esforzaron por guardarlo. Con el tiempo, los líderes judíos
comenzaron a agregar cosas que no eran necesarias. Por ejemplo, limitaron
cuántos pasos una persona podía tomar, y qué tipo de nudos podían atar. Cuando
Jesucristo comenzó su ministerio, se le criticó por las actividades que hacía
en el día de reposo, pero Él enseñó: “el día de reposo fue hecho por causa del
hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27). Al resucitar
Jesucristo, sus discípulos comenzaron a guardar el día de reposo el domingo.
Jesucristo apareció a sus apóstoles mientras estaban reunidos, y siempre fue el
primer día de la semana, domingo (véase Juan 20:19, 26). En Hechos se menciona
que los discípulos se reunían el primer día de la semana para partir el pan, en
memoria de Jesús (véase Hechos 20:7). El día domingo llegó a ser el día de
reposo. En nuestra época el Señor ha dado el mandamiento de reunirnos el “día
del Señor” que es el domingo (véase Doctrina y Convenios 59:12).
Hay ciertas actividades que debemos hacer para guardar el día de reposo.
El Señor ha utilizado la palabra santificar al referirse a la manera de tratar
el día de reposo. Para santificarlo, hay ciertas cosas que debemos hacer y no
basta con sólo pasar el día en ociosidad. Aparte de descansar de las labores de
la vida rutinarios, hay otras cosas que debemos hacer para santificar el día de
reposo. A continuación se presentan algunas cosas que hacemos para guardar el
día de reposo.
1. Asistir a las
reuniones de la Iglesia y participar de la Santa Cena
2. Leer las
escrituras y las palabras de los líderes de la Iglesia
3. Visitar a los
enfermos, los ancianos o a nuestros seres queridos
4. Escuchar música
edificante y cantar himnos
5. Orar a nuestro
Padre Celestial en acción de gracia y alabanza
6. Llevar a cabo el
servicio de la Iglesia al que hemos sido asignados
7. Preparar registros
de historia familiar e historia personal
8. Compartir
historias que edifican la fe y compartir el testimonio con miembros de la
familia y compartir experiencias espirituales con ellos
9. Escribir cartas a
seres queridos
10. Ayunar con algún
propósito específico
11. Pasar el tiempo
con los niños y otras personas en el hogar
En vez de limitarse a participar únicamente en las actividades
mencionadas en esta lista, es mejor sólo hacerse esta pregunta al decidir si se
debe o no participar en cierta actividad: ¿Me edificará e inspirará esta
actividad?”.
Hay algunas actividades que por su naturaleza no se pueden suspender los
domingos, como el trabajo de los hospitales, pero debemos tratar de evitar
trabajar los domingos donde sea posible. Aún cuando una persona tenga que
trabajar los domingos, debe tratar de esforzarse por mantener el espíritu del
día lo más que sea posible.
Las bendiciones del día de reposo son espirituales y temporales. El
espíritu de una persona se beneficia grandemente al obedecer el día de reposo.
La Santa Cena da una oportunidad de renovar los convenios bautismales y recibir
el perdón de pecados. La música y todas las otras actividades ayudan a
fortalecer la fe. El Señor ha prometido a los que guardan este mandamiento: “la
abundancia de la tierra serpa vuestra, las bestias del campo y las aves del
cielo, y lo que trepa en los árboles y anda sobre la tierra; sí, y la hierba y
las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o
casas, alfolíes, huertos, jardines o viñas” (Doctrina y Convenios 59:16-17).
Aparte de engrandecer el alma y acercarnos a Dios, el día de reposo trae
prosperidad.
El día de reposo muestra nuestra devoción hacia Dios. Entre tantas
actividad que acostumbran llevarse a cabo los domingos, debemos recordar el
mandamiento que Dios ha dado, y dedicar ese día a fortalecer nuestra unión con
Él. Si así lo hacemos, nuestro espíritu será bendecido y prosperaremos sobre la
tierra.
ORIGEN DEL SÁBADO COMO DÍA DE REPOSO JUDÍO:
El
sábado es un recuerdo de la creación material. Después de seis días de trabajo,
Dios reposó el séptimo día, lo santificó y lo bendijo (Génesis 2:2-3). Durante
por lo menos dos mil quinientos años no se halla mandato alguno al respecto en
la Biblia. Después Dios le dio la ley de Moisés, única y exclusivamente para el
pueblo de Israel y los extranjeros “dentro de sus puertas” (Éxodo 20:8-11).
Según
Nehemías 9:7-14, ésta parece haber sido la primera vez que se dio tal
ordenanza. De modo que, aunque el principio implícito en la observancia de un
día de reposo es parte del Evangelio, la observancia del sábado como tal nunca
te nía el propósito de ser una orden general para toda la humanidad. El sábado
es parte del pacto entre Dios e Israel (Ezequiel 20:10-13). Era señal del pacto
y nada tenía que ver con las otras naciones (Éxodo 31:12-17). Moisés explicó
que era un memorial de su liberación de la tierra de Egipto. Al reposar de sus
tareas semanales, debían recordar que Dios los hizo reposar de la dura servidumbre
de Egipto (Deuteronomio 5:12-15).
RAZONES PARA NO OBSERVAR EL
SÁBADO COMO DÍA DE REPOSO:
He
aquí algunas razones, más que claras, por las que los cristianos en general, y
los Santos de los Últimos Días en particular, no debemos guardar el sábado:
1. El
mandamiento de guardar el sábado fue dado exclusivamente al pueblo de Israel
antiguo:
"Tú hablarás a los hijos de Israel,
diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal
entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy
Jehová que os santificó. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a
vosotros... Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo
por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los
hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y
en el séptimo día cesó y reposó" (Éxodo 31:13-16)
Moisés debía hablar estos mandamientos a
los hijos de Israel. Este mandamiento nunca fue dado a los gentiles, ni para
los miembros de la iglesia.
2. El no
guardar el sábado debidamente conducía a la pena de muerte. En Números 15.32-36
encontramos lo que Dios mismo determinó que se hiciese con una persona que
había recogido leña en sábado:
Estando
los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en
día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a
Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba
declarado qué se le había de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente
muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento.
Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y
murió, como Jehová mandó a Moisés. (Números 15.32-36).
Este
mandamiento, al igual que los ritos y ceremonias judías, fue abolido por causa
de su debilidad e ineficacia, porque no era perfecto:
Queda,
pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e
ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
(Hebreos 7:18-19)
Al
decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y
se envejece, está próximo a desaparecer. (Hebreos
8:13)
Así
que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para
la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados
reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es
necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la
muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.
(Hebreos 9:15-17)
De
lo contrario, los que quieren seguir con tal observancia de guardar el sábado,
tendrían que lapidar (matar a pedradas) a sus hermanos por recoger leña el
sábado. Cosa que, por supuesto, va en contra del Espíritu de Cristo.
3. En el
día de reposo se debía inmolar en el santuario, dos corderos:
Mas
el día de reposo, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de
harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación. Es el holocausto de
cada día de reposo, además del holocausto continuo y su libación. (Números
28:9-10)
¿Cómo
podrían, los que insisten en guardar el día sábado como día de reposo, cumplir
con esto? Hoy no existe ese santuario, el Templo de Jerusalén y tampoco está en
vigencia el ritualismo del sacerdocio levítico; ya que con Cristo hubo cambio
de ley y se implementó la validez mayor del Sacerdocio de Melquisedec.
“Si, pues, la perfección fuera por el
sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿Qué necesidad
habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y
que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio,
necesario es que haya también cambio de ley”.
(Hebreos 7:12).
Los
que quieren seguir con tal observancia del día de reposo en sábado,
definitivamente no pueden cumplir con esto. Es necesario que entiendan que no
son judíos, pues esta ley fue dada únicamente a los judíos en la ley. Y
claramente, el texto y todo el contexto del Nuevo Testamento dice que hubo
cambio de ley.
4. No
existe ni un sólo texto o porción de las Escrituras en el Nuevo Testamento, que
es el pacto vigente para el pueblo de Dios, que enseñe o mande guardar el
sábado. Al contrario, por ejemplo Colosenses 2:16-17 enseña que lo de la ley
era sombra de lo que había de venir.
Por tanto, nadie os juzgue en comida o
en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,
todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo. (Colosenses 2:16-17)
Este
texto es más que claro. Nos dice que la realidad, lo que en verdad importa, es
Cristo y el nuevo pacto implantado por Él, ya no las sombras del Antiguo
Testamento. Porque esas sombras todas tienen su cumplimiento en Cristo.
Incluido en esto, por supuesto, el sábado.
El
apóstol Pablo, al dirigirse a miembros de la iglesia que pretendían volver a la
ley y la observancia del sábado y otros ritos, expresa lo siguiente:
Mas
ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que
os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver
a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de
vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros. (Gálatas 4:9-11)
5. La ley
de Moisés fue abolida con la muerte de Cristo, la cual cumplía con ella y
establecía un nuevo pacto basado en el Evangelio, no en la Ley:
6.
Porque
él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared
intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la
ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de
los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar
con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y
anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que
estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
(Efesios 2:14-19)
Debido a ello, es que los apóstoles se
declaran ministros del nuevo pacto. Claramente vemos esto en 2 Corintios 3:6-17.
El
cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra,
sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica. Y si el ministerio
de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de
Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria
de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el
ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que
fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más
eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que
permanece. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no
como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no
fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se
quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor,
allí hay libertad. (2 Corintios 3:6-17)
Gálatas
3:23-28 dice:
Pero
antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero
venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la
fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gálatas
5:4 nos enseña:
De
Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis
caído.
Romanos
10:4 dice:
Porque el FIN de la ley es
Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
7. La ley
de Moisés, y esto incluye el sábado, era sólo una añadidura temporal, planeada
para ser suprimida tras la muerte de Cristo:
En Mateo 5: 17-19, Jesús nos dice:
“No penséis que he venido a abrogar la ley
o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de
cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.
La ley estaría en vigencia hasta que fuera
plenamente cumplida con la muerte de Cristo. Por eso, Pablo nos enseña:
“Entonces, ¿De qué sirve la ley? FUE AÑADIDA
a causa de las transgresiones, HASTA que viniese la descendencia a quien
fue hecha la promesa, ordenada aquella por medio de ángeles por mano de un
mediador” (Gálatas 3:19)
8. El
guardar el sábado ha quedado abolido, por encontrarse dentro de la ley de
Moisés. Así nos lo dice Lucas 16:16.
La ley y los profetas eran hasta Juan; desde
entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
9. El
sábado fue parte del sistema legal judío, pero con el sacrificio vicario de
Jesús en la cruz, ya no tenemos la necesidad de guardar la Ley ni el sábado.
“Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos
6:14-15)
No estamos obligados a cumplir la Ley, y
tampoco estamos obligados a cumplir el sábado, el cual constituía parte
esencial de la misma.
10. En
Romanos 7:1-6 Pablo compara la ley con un esposo. La ley mosaica murió para el
nosotros y nosotros morimos para la ley. No existe ya ningún lazo. Con la ley
se acabaron sus ritos y ordenanzas:
“Así también vosotros, hermanos míos,
habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, a
saber, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para
Dios….pero ahora estamos libres de la ley…”
(Romanos 7:4-6)
EL DOMINGO COMO DÍA DE REPOSO:
A
diferencia del sábado (que representa la creación material y la liberación
judía de Egipto), el primer día de la semana nos recuerda la resurrección de
Cristo. La creación material se consumó en el sexto día y Dios reposó en el
séptimo. Pero Cristo consumó la obra de la redención al morir por nosotros y
resucitar el primer día de la semana. En vez de celebrar la antigua creación,
la sombra de la nueva creación espiritual, conmemoramos el otro día de un
reposo mucho mejor:
“…Porque
en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en
el séptimo día. ….Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él…otra
vez determina un día… por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios…”
(Leer
completamente Hebreos 4:3-11).
Observemos
los acontecimientos que han santificado o han dado significado y preeminencia
al primer día de la semana, para ver que fue Dios quien lo santificó y autorizó
el cambio del sábado por domingo:
1. Varias
de las fiestas y ceremonias religiosas de Israel tenían que ser celebradas el
primer día de la semana. Entre ellas estaban:
a) La
Fiesta de las Primicias (Levítico 23:10-12).
b) La
Fiesta de Pentecostés (Levítico 23:15-18).
2.
Cristo resucitó en el primer día de la semana:
“Más después que hubo
resucitado por la mañana, el primer día de la semana, se apareció a maría
magdalena...” (Marcos 16:9)
Véase también Mateo 28:1, Lucas 24:1-3, Juan 20:1).
3.
Cristo, luego de su resurrección, se manifestó varias
veces en el domingo:
§ En el
camino a Emaús (Lucas 24:13)
§ A los
Once (Lucas 24:33-36)
§ A María
Magdalena y los demás discípulos (Juan 20:13-19)
§ A Tomás (Juan 20:26)
4.
Dios derramó el Espíritu Santo en el día de Pentecostés,
el primer día de la semana (Comparar Levítico 23:15-16, Levítico 15:21 y Hechos
2:1-4).
5.
Cristo se reveló a Juan en la isla de Patmos un
día domingo:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del
Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta” (Apocalipsis
1:10).
Debido
a que la resurrección de Cristo era el punto principal de la predicación
apostólica, el día domingo, en el cual había ocurrido la resurrección, llegó a
considerarse especialmente sagrado, de modo que la Iglesia solía llamarlo “el
día del Señor”.
En
Apocalipsis 1:10, el apóstol Juan se refiere al “Día del Señor” como “Kyriaki
himera”. Kyriaki, que significa “Señor”, más adelante se convirtió en
la palabra griega para el domingo. La traducción al latín del término griego
“Kyriaki himera” es “dies Dominicus”. Las lenguas procedentes del imperio romano
occidental como el español y el italiano tomaron la palabra Dominicus
como nombre del primer día de la semana; de allí la palabra domingo
(que significa Día del Señor). En la
antigua Roma se llamaba a este día dies Solis ('día del sol') de donde
proviene la palabra Sunday en inglés.
6. En la
iglesia del primer siglo de nuestra era, y bajo la dirección de los apóstoles
originales de Jesucristo, las reuniones para tomar la Santa Cena, predicar el
Evangelio y apartar las ofrendas se realizaban los domingos (1 Corintios
16:1-2, Hechos 20:7)
EL DOMINGO EN LA HISTORIA
CRISTIANA PRIMITIVA:
Existen
numerosos testimonios escritos de los primeros miembros de la Iglesia,
denominados por algunos “padres
apostólicos” o “padres de la iglesia” primitiva, en donde se afirma que los
cristianos en los primeros años del cristianismo empezaron a observar el
domingo como día de descanso y de adoración al Señor, sustituyendo así el
sábado por el domingo.
La
Didaché,
el escrito cristiano más primitivo que existe dice:
§ “Reúnanse
el día del Señor (dies Dominicus), partan el Pan y celebren la acción de gracias”.
(Didaché)
§ Ignacio
de Antioquía, quien fue ordenado obispo por el mismo Juan el apóstol, en el año
110 escribió:
“Si los
que se habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron a una nueva
esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo según el día del Señor
(domingo), día en el que surgió nuestra vida por medio de él y de su muerte”.
(Carta
a los Magnesios 9:1)
§ Justino
Mártir, vivió entre los años 100 y 164, en su primera apología escrita, en el
capítulo 67 dice:
“El día
que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los
que habitan en la ciudad o en el campo. Celebramos esta reunión general el día
del sol, por ser el día primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la
materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador,
resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día
antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del
sol, se apareció a sus apóstoles y discípulos, enseñándoles estas mismas
doctrinas que nosotros les exponemos para su examen”.
(Justino
Mártir, Apología 1:67)
§ Orígenes
en el año 225 escribió:
“Si se
nos opone, que estamos acostumbrados a observar ciertos días, como por ejemplo,
el día del Señor, primero de la semana”.
(Orígenes)
§ Jerónimo
de Estridón, vivió entre los años 340 y 420 escribió:
“Los
paganos lo llaman día del Sol, y debemos reconocerlo como tal con la mejor
voluntad, puesto que en ese día apareció la luz del mundo y en ese día amaneció
el Sol de Justicia”.
(Jerónimo
de Estridón)
CONCLUSIONES:
No
debemos guardar el sábado como día de reposo entre otras cosas porque:
1.
Infringir dicho mandamiento de acuerdo a la ley exige la pena de muerte.
2.
No se puede presentar lo que demanda la ley como ofrenda en día de reposo. Dos
corderos y dos décimas de flor de harina. Esto, debido a que no existe el
santuario, y porque dicha ley ha quedado abolida.
3.
No existe ni un sólo texto o porción de las Escrituras en el Nuevo Testamento o
en las Escrituras modernas, que enseñe o mande guardar el sábado.
4.
El guardar el sábado ha quedado abolido, por encontrarse dentro de la ley de
Moisés.
5.
Además, Jesús mismo, a través de sus actos, demostró que el sábado como día de
reposo estaba destinado a desaparecer. Juan 5: 17-18 dice: “Y Jesús les respondió: Mi Padre
hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban
matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía
que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”.
6.
La resurrección de Cristo estableció el domingo como nuevo día de reposo.
7. Los Santos del primer siglo de la Era
Cristiana establecieron el domingo como día del Señor, de lo cual da fe la
misma historia.
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