Jesucristo:
¿Un Dios o un Arcángel?
Por:
Fernando E. Alvarado
Introducción:
La organización de los Testigos de Jehová, también conocida
como Watch Tower Bible and Tract Society,
enseña que Jesús existía como el arcángel Miguel antes que viniera a la Tierra, y se convirtió otra vez en el arcángel Miguel
después de su resurrección. Ellos alegan que Jesús era solo un hombre perfecto
cuando estuvo en la Tierra y que, cuando Él murió, el “hombre” Jesús cesó de
existir, siendo resucitado como un
“criatura espiritual”, el arcángel Miguel.
En el libro Perspicacia para Comprender las Escrituras, una publicación oficial
de los Testigos de Jehová, se enseña: La Biblia indica que el
nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios tanto antes de que partiera del cielo para
llegar a ser Jesucristo, como después de su regreso al cielo. Miguel es el
único al que se llama "arcángel", que significa "primer
ángel" o ángel principal… Antes de hacerse hombre, a Jesús s e le llamaba
"la Palabra" (Jn 1: 1), y también tenía el nombre personal de Miguel.
Al conservar el nombre Jesús después de su resurrección (Hch 9: 5), se
demuestra que la "Palabra" es la misma persona que el Hijo de Dios en
la Tierra. El que volviese a asumir su nombre celestial, Miguel, y su título (o
nombre), "La Palabra de Dios" (Rev. 19: 13), le vincula con su
existencia pre humana. El mismísimo significado del nombre Miguel: "
¿Quién Es Como Dios? “, señala que Jehová Dios no tiene semejante o igual y que
Miguel, su arcángel, es su gran Defensor o Vindicador…“ (Perspicacia para Comprender las Escrituras,
Tomo II, pág. 387).
Charles Taze Russell, fundador de los Testigos de Jehová
Sin embargo, los Testigos de Jehová no son los
únicos en promover dicha enseñanza. Los Adventistas del Séptimo Día enseñan también
que Jesús es el Arcángel Miguel. Esta antigua herejía adventista apareció en
varios libros y artículos publicados por dicha iglesia. Ellen G. White, su
profetisa y fundadora, enseñó:
·
«Moisés pasó por la muerte, pero Miguel vino y
le dio vida antes que su cuerpo hubiera visto corrupción. Satanás trató de
apropiarse de su cuerpo, reclamándolo como suyo; pero Miguel resucitó a Moisés
y se lo llevó al cielo. Satanás insultaba amargamente a Dios... pero Cristo no
reprendió a su adversario... Humildemente lo remitió a su Padre, diciéndole:
‘El Señor te reprenda’» (Early Writings, pág. 164).
·
«Cuando Jesús se levante; cuando su trabajo
esté concluido en el Lugar Santísimo entonces no habrá otro rayo de luz para
ser impartido al pecador... La luz es hecha para llegar bien distante, en donde
todo es oscuridad total. Miguel se levanta» (Spiritual
Gifts, vol. 2, pág. 276).
·
«Cuando Cristo y los ángeles se aproximaban a
la tumba, Satanás y sus ángeles se aparecieron en la tumba, y estuvieron
custodiando el cuerpo de Moisés, para que no fuera removido. Cuando Cristo y
sus ángeles se aproximaban, Satanás resistió su proximidad, pero fue forzado
por la gloria y poder de Cristo y sus ángeles y cayó de espaldas. Satanás
reclamaba el cuerpo de Moisés, por su sola transgresión; pero Cristo
humildemente lo remitió a su Padre, diciéndole: ‘el Señor te reprenda’» (Spiritual
Gifts, vol. 4a, pág. 58).
·
«Justo antes de ir a la reunión, volví a
recordar algunas escenas interesantes que habían pasado delante de mí en
visión...Me parecía que los ángeles estaban haciendo una hendidura en la nube y
dejando que pasaran los rayos de luz del cielo. El tema que fue presentado tan
impactantemente fue el caso de Moisés...Los ángeles lo enterraban, pero el Hijo
de Dios descendió y lo levantó de los muertos y se lo llevó al cielo» (Testimonies
for the Church, vol. 1, pág. 659).
·
“Como un pueblo debemos hacer como hizo el
Redentor del mundo. Cuando estaba en controversia con Satanás respecto al
cuerpo de Moisés, Cristo no se atrevió a insultarlo» (Testimonies
for the Church, vol. 9, pág. 239).
Sin embargo, los Adventistas del Séptimo Día se
diferencian de los Testigos de Jehová en que, para ellos, Miguel (Jesucristo)
es parte de la Trinidad y por lo tanto Dios Encarnado; mientras que para los
Testigos de Jehová, Cristo es sólo el ángel de mayor jerarquía en los cielos, a
través del cual Jehová (para ellos Dios el Padre) creó todas las otras cosas.
Estatua del Arcángel Miguel derrotando al Diablo
Pero, ¿En qué basan dichos grupos para afirmar
que Miguel y Cristo son la misma persona?
El libro Perspicacia para Comprender las
Escrituras explica las bases de dicha doctrina de la siguiente manera:
“En
1 Tesalonicenses 4: 16 se dice que la voz del resucitado Señor Jesucristo es la
de un arcángel, lo que da a entender que él mismo es, en realidad, el arcángel.
El texto menciona que desciende del cielo con una "llamada imperativa”. Por
lo tanto, es lógico que la voz que expresaba esta llamada imperativa se
designase con una palabra que no disminuyera o rebajara la gran autoridad que
Cristo Jesús tiene ahora como Rey de reyes y Señor de señores. (Mt 28: 18; Rev.
17: 14.) Si la denominación "arcángel" no aplicara a Jesucristo, sino
a otros ángeles, la referencia a una "voz de arcángel" no sería
apropiada, pues designaría una voz de menor autoridad que la del Hijo de Dios. Hay
también otras correspondencias que demuestran que Miguel es realmente el Hijo
de Dios. Después de la primera referencia a Miguel ( Da 10 : 13 ) , Daniel
registró una profecía que llegaba hasta "el tiempo del fin" ( D a 1 1
: 4 0 ) , y luego dijo: "Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel,
el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [ el de
Daniel ] " . (Da 1 2: 1.) El que Miguel 'se pusiera de pie' estaría
relacionado con "un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que
ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo”. (Da 1 2: 1.) En la
profecía de Daniel, 'ponerse de pie' se refiere con frecuencia a una acción tomada
por un rey, ya sea para obtener poder real o para actuar en su calidad de
monarca. (Da 11: 2-4, 7, 16b, 20, 2 1.) Este hecho apoya la conclusión de que
Miguel es Jesucristo, pues él es el rey nombrado por Jehová y ha recibido la
comisión de destruir a todas las naciones en Armagedón. (Rev. 11: 15; 16: 14-
16.) El libro de Revelación (1 2: 7, 10, 1 2) menciona a Miguel con relación al
establecimiento del reino de Dios y enlaza este acontecimiento con disturbios para
la Tierra: "Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron
con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron [. . .]. Y oí una voz fuerte
en el cielo decir: ' ¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino
de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia
abajo el acusador de nuestros hermanos [. . . J! A causa de esto, ¡alégrense,
cielos, y los que residen MIGUEL en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar! "'
. Después se representa a Jesucristo dirigiendo a los ejércitos celestiales en
guerra contra las naciones de la Tierra. (Rev. 19: 1 1 - 16.) Esto significaría
para ellas un período de aflicción que lógicamente estaría incluido en el
"tiempo de angustia" que llegaría después que Miguel se pusiese en pie.
(Da 1 2: 1.) Ya que el Hijo de Dios tiene que luchar contra las naciones, es
razonable que fuese él quien previamente combatiera con sus ángeles contra el
dragón sobrehumano, Satanás el Diablo, y sus ángeles “. (Perspicacia para Comprender las Escrituras,
Tomo II, pág. 387).
¿Son Jesús y Miguel la misma persona?
Sin embargo, ¿Son dichos versículos una base
legítima para enseñar que Cristo y Miguel son la misma persona?
Definitivamente no, y por varias razones. En
primer lugar, cuando los Testigos de Jehová usan 1 Tesalonicenses 4:16 para
tratar de probar que Jesús es el Arcángel Miguel solo porque Él viene “con voz de Arcángel” cometen un error
garrafal. Ciertamente, dicho versículo afirma que: “…el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios…“ descenderá del
cielo. Sin embargo, el
hecho que Jesús venga con voz de arcángel no quiere decir que Él es el arcángel
Miguel. Por otro lado, el mismo versículo
dice que Cristo también viene
con trompeta de
Dios, pero nosotros
(y mucho menos los TJ) jamás utilizaríamos este pasaje (usando el mismo
razonamiento) para decir que eso significa que Él es Dios el Padre. En 2
Tesalonicenses 1:7-8, nosotros leemos que “…cuando
se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en
llama de fuego…” Eso nos da a
entender que Jesús vendrá junto con el ángel que da el grito, es decir, con
Miguel; por lo que ambos no podrían ser el mismo individuo. En Zacarías 14:5-6,
leemos que: “… vendrá Jehová mi
Dios, y con él todos los santos. Y acontecerá que en ese día no habrá luz
clara, ni oscura.”. Cuando comparamos este pasaje de la venida de Jehová con la
venida de Cristo descrita en 2 Tesalonicenses 1:7 y Mateo 24:29-31, es obvio
que la venida de Jehová en Zacarías es
la de Jesús que vendrá con “sus ángeles” en Mateo 24 y 2 Tesalonicenses. Obviamente,
Cristo es Jehová, no Miguel.
En segundo lugar, de acuerdo con Daniel 10:
5-13, Miguel es visto como uno de los príncipes principales, pero no
necesariamente el único y ni siquiera el mayor. Dichos versículos dicen: “Y alzando mis ojos miré, y he aquí un varón
vestido de lienzos, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz: Y su cuerpo era como
piedra de Tarsis, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas
de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de metal resplandeciente, y la
voz de sus palabras como la voz de ejército... Mas el príncipe del reino de
Persia se puso contra mí veintiún días: y he aquí, Miguel, uno de los
principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de
Persia”
(Daniel 10: 5-13). Si Miguel es uno
de los principales, entonces no es el principal. Jesús, por otro lado, es más que solo un
“Príncipe” o un “gobernante.” La Biblia llama a Jesús “Rey de Reyes” y “Señor de
Señores.” (Apocalipsis 17:14; 19:16)
Este título indica una autoridad y una soberanía absoluta, algo muy diferente
a ser “uno de los principales príncipes”. Además, si Miguel fuera Cristo,
este ángel no se referiría a él como quien habla de un ayudante, sino como de
un superior, puesto que Jesucristo es Señor.
En tercer lugar, la Biblia rechaza la idea
que Jesucristo fuera un simple ángel encarnado. En Hebreos 1:5 se declara
enfáticamente: “Porque ¿A cuál de los
ángeles dijo Dios jamás: ‘mi Hijo eres
tú, yo te he engendrado hoy’ y otra vez, ‘yo seré a él Padre y él me será a mí, Hijo.?” Es obvio que Jesús es de naturaleza superior
a los ángeles; Él no es uno de ellos.
Hebreos 1:6 dice que cuando el Padre trajo al mundo al Hijo de Dios, él dijo, “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito
en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.” Esto es así porque Cristo
no es un ángel, sino superior a ellos en todo sentido
En cuarto lugar, si analizamos lo que dice Judas 1:
9 veremos que allí se presenta al arcángel Miguel contendiendo con el Diablo,
disputando con él sobre algo que tenía que ver con el cuerpo de Moisés. Sin embargo, ¡Cristo no tiene que disputar
con Satanás, solamente tiene que darle órdenes!
Eso lo vemos incluso estando Cristo en carne, cuando se hizo un poco
menor que los ángeles al hacerse hombre. Estando vestido de carne todavía podía
darle órdenes a Satanás, como lo hizo durante su tentación en el desierto, que
ordenó a Satanás que se fuera, y Satanás tuvo que irse, no pudo contender con
Cristo (Véase Mateo 4:10-11). Desde el momento que Miguel contiende con
Satanás es porque Miguel no es Cristo, sino un ser de inferior categoría que la
de Cristo. Jesús no solamente ordenaba a
Satanás, sino que también le daba órdenes a una legión de demonios, como
ocurrió en el asunto de los cerdos que se ahogaron. En todo el evangelio se ve que los demonios
temían a Jesús. Le rogaban que no los
enviase al abismo; de donde se ve la clase de potencia y autoridad que tenía el Señor, aun estando en
carne. Cristo no forcejeaba con los
demonios, les ordenaba que se fueran de esa persona, e inmediatamente lo
obedecían. Él no tenía que contender, ni
disputar con los demonios. ¿Cómo pueden
decir entonces los adventistas y Testigos de Jehová que Miguel es Cristo y que
tenía que forcejear con Satanás, como si ambos fueran semejantes en gloria y
poder? Leemos: "Pero
cuando el arcángel Miguel contendía con el Diablo, disputando sobre el cuerpo
de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que
dijo: El Señor te reprenda." (Judas 1: 9).
De Cristo sin embargo leemos: “Y cuando
él hubo llegado a la otra ribera, al país de los a gergesenos, le vinieron al
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera,
de modo que nadie podía pasar por aquel camino. Y he aquí, clamaron, diciendo:
¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para
atormentarnos a antes de tiempo? Y estaba paciendo lejos de ellos un hato de
muchos cerdos. Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas fuera,
permítenos ir a aquel hato de cerdos. Y les dijo: Id. Y ellos salieron y se
fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó
al mar por un despeñadero, y murieron en las aguas.” (Mateo 8:28-32).
Es evidente que Cristo y Miguel no son la misma
persona. Cristo, aun estando en la
carne, era infinitamente más poderoso que Satanás y todos sus demonios
juntos. El Arcángel Miguel no podía
ordenarle a Satanás que se fuera, sino que tuvo que invocar el Nombre de
alguien mayor que él. Cristo, por otro lado, se bastaba a sí mismo, no tenía
necesidad de que nadie lo ayudara, tampoco necesitó invocar el nombre de
alguien más que Él mismo. Por lo tanto, Miguel no es Jesucristo; es un ser celestial
de rango inferior, subordinado a la autoridad del Hijo de Dios, nuestro Señor
Jesucristo.
Aunque reconocen la divinidad de Cristo, los Adventistas del Séptimo Día también enseñan que Jesucristo y Miguel son la misma persona, convirtiendo a Miguel en Dios el Hijo, un miembro de la Trinidad
Si Cristo no es el Arcángel Miguel, ¿Es acaso un
Dios?
¡Definitivamente sí..!, y sin duda alguna. He aquí varias
razones para afirmarlo:
I.- JESÚS
POSEE TODOS LOS ATRIBUTOS DE UN DIOS:
·
Él es omnipresente. En Mateo 18:20, él dijo, “Porque donde están
dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”; Y en
Mateo 28:20, él prometió, “he aquí, yo estoy con vosotros, todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén.”
·
Él es omnisciente. En la noche en que Cristo fue traicionado,
los discípulos le dijeron: “Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no
necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.” (Jn.
16:30). Más tarde, Pedro apeló a la omnisciencia de Cristo en su defensa, Juan
21:17: Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se
entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor,
tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.” En Apocalipsis 2:23 Cristo se describe
a Sí Mismo en estos términos: “y todas las iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña la mente y el corazón”.
·
Él es omnipotente. Filipenses 3:21 dice él “el cual transformará
el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la
gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas
las cosas.” Hebreos 1:3 dice que él “sustenta todas las cosas con la palabra de
su poder”.
En resumen, la Escritura
dice que Cristo encarna cada atributo de Jehová, Colosenses 2:9 dice: “Porque
en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Y Hebreos 1:3 dice que
Cristo es “… el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...” Dejando
claro que Jesús es Jehová Dios, nada más, nada menos.
¿Concuerda la Biblia con las enseñanzas de los Testigos de Jehová al negar la divinidad de Cristo?
II.- JESÚS HACE LAS OBRAS DE UN DIOS:
·
Jesús hace las obras que solo un Dios puede hacer.
Por ejemplo, Cristo creó “todas las cosas”. Juan 1:3 dice: “Todas las cosas por
él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Colosenses
1:16 dice la misma cosa con más detalle, descartando la posibilidad de que él
podría ser alguna clase de arcángel: “Porque en él fueron creadas todas las
cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él y para él.” El
versículo 17 va un paso más allá y lo ilustra no sólo como Creador sino también
como Sustentador: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él
subsisten” (Colosenses 3:17).
·
Él gobierna, ejerce dominio y administra todo.
En Juan 17:2, Cristo ora al Padre: “como le has dado [al Hijo] potestad sobre
toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.” Efesios 1:22
hace eco de eso: “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia.”
·
El perdona pecados. Ésta fue una controversia enorme en el
ministerio terrenal de Jesús. Mateo 9:2-7 y Marcos 2:5-10 dan los relatos de
cómo se ofendieron los fariseos de que él perdonara pecados. En Marcos 2:7
ellos le preguntan: “¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede
perdonar pecados, sino sólo Dios?” Ellos comprendieron claramente las
implicaciones de Su autoridad.
·
Él tiene el poder de resucitar a los muertos y emitir juicio final.
En Juan 5:22, Jesús dijo: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio
dio al Hijo”. Ese es un reclamo muy explícito de deidad, y en el versículo 24,
Jesús aun establece la base del juicio la cuestión de que ya sea si alguien se
oye su palabra o no. Hechos 10:42 dice que a Cristo “Dios ha puesto por Juez de
vivos y muertos”. Hechos 17:31 dice lo mismo. 2 Timoteo 4:1 dice: “Jesucristo,
que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino”.
·
Es El quien nos llevará en la plenitud de la exaltación.
Filipenses 3:21 dice que él “transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual
puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. En Apocalipsis 21:5 dice el:
“He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”
Cristo, Señor y Juez.
III.- JESÚS RECIBE ADORACIÓN:
Jesús mismo, en Mateo
4:10, dijo: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él sólo servirás.” Si Jesús mismo fuese sólo una criatura, o incluso un
arcángel, él habría sido culpable de hipocresía, pues él mismo recibió
adoración. Ni una vez Jesús hizo alguna vez reprensión a alguien por adorarle.
Nunca él rechazó la adoración de alguien. De hecho, él corrigió a aquellos que
regañaron duramente a otros por adorarle a Él, como en Juan 10, cuando Marta
estaba enojada de que María se había sentado a Sus pies. Y en Mateo 26, él
reprendió a los discípulos por indignarse de que una mujer le había ungido con
un costoso ungüento.
También leemos:
§ Mateo 14:33 – “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le
adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.”
§ Juan 9:38 – “Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.”
§ Mateo 28:9 – “he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve!
Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.”
§ Mateo 28:17-18 – Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y
en la tierra.
§ Juan 20:28-29 – “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios
mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los
que no vieron, y creyeron.”
Nótese también la
respuesta de Jesús de adorar en contraste con la respuesta de Pedro:
“Cuando Pedro entró,
salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró.” (Hechos 10:25).
El versículo 26 dice: “Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo
también soy hombre.” Hechos 14:11-18 habla de un episodio similar en el
ministerio de Pablo, cuándo él y Bernabé rehusaron ser adorados por parte de
toda una muchedumbre. Luego en Apocalipsis 19:10 y 22:8-9, tenemos a los
ángeles rehusando adoración del Apóstol Juan. En 22:9 el ángel dice, “Mira, no
lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los
que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.”
La Sagrada Escritura
explícitamente manifiesta que el Hijo de Dios debe ser adorado. Juan 5:22-23
dice: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para
que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no
honra al Padre que le envió.” Jesús se colocó a Sí Mismo en el nivel más alto
posible cuando él se hizo objeto de nuestra fe, Juan 14:1 nos dice: “No se
turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”.
Cristo, en su calidad de Dios, aceptó recibir adoración
IV.- LA BIBLIA ENSEÑA QUE JESÚS ES UN DIOS:
· Juan 1:1 nos enseña: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Ésta es una declaración muy fuerte sobre la deidad de Cristo.
· Tito 2:13 y 2 Pedro 1:1 se refieren a Jesús como “nuestro Dios y Salvador”.
· Romanos 9:5 dice que él es “Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”.
· Filipenses 2:6 dice que él existió desde la eternidad pasada en forma de Dios.
· 1 Juan 5:20 dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.”
· Hebreos 1:8 nos dice acerca de Cristo: “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino”.
La Biblia enseña claramente la divinidad de Cristo
Finalmente, si Jesús es un
Dios, podríamos esperar que Él lo dijera. ¿Se ha preguntado usted alguna vez
por qué él simplemente no dijo: “soy Dios” y poner fin a alguna posibilidad de
confusión? Realmente, él lo hizo. Lo que él dice en Juan 8:58 a Su audiencia judía
fue una declaración mucho más explícita que si él meramente hubiese dicho “yo
soy Dios”. Es importante ver este pasaje en su contexto. En el versículo 53,
vemos que los fariseos se incomodaban con las afirmaciones de Jesús, comenzaron
a sospechar que él se ponía a sí mismo en un nivel de autoridad que ningún
simple hombre tendría derecho de hacerlo. Dijeron: “¿Eres tú acaso mayor que
nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron; ¿quién te
haces a ti mismo? Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no
es nada; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro
Dios. Y vosotros no le conocéis, pero yo sí le conozco; y si digo que no le
conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco y guardo su palabra.
Abraham, vuestro padre, se regocijó de que a vería mi día; y lo vio y se
regocijó. Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has
visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: a Antes que
Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús
se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.” (Juan
8:53-59).
Note que estos hombres
comprendieron precisamente lo que decía Jesús. Y debido a que él obviamente
también comprendió lo que le preguntaban, Su respuesta es tanto más
significativa. Él les decía que él era Dios, utilizando el nombre de Jehová
mismo que había sido revelado a Moisés en la zarza ardiente, “YO SOY”. Él no
pudo haber hecho una afirmación más fuerte de la deidad. Si ese no hubiese sido
Su significado, si él sólo afirmara ser el ángel primogénito, él habría dicho:
“antes de que Abraham naciera, yo nací”.
El evangelio de Juan
incluye una serie completa de declaraciones que Jesús hizo acerca de Sí mismo
usando este nombre “Yo soy” – soy el camino, la verdad, y la vida (Jn. 14:6);
Yo Soy el Buen Pastor; Yo Soy la puerta; Yo Soy el pan de la vida; Yo Soy la
luz de mundo. Cada una de estas declaraciones, estudiadas en su contexto,
revelan que Él estaba afirmando una y otra su absoluta deidad.
La evidencia bíblica de
la deidad de Cristo es conclusiva. Es una prueba apabullante e irrefutable. De
hecho, lo que hemos cubierto aquí es sólo una prueba representativa. En Juan
10:30 Jesús dijo: “yo y el Padre uno somos”. Este, y muchos otros pasajes
similares prueban aún más concluyentemente que de acuerdo a las Escrituras, él
es un Dios.
Tanta evidencia no puede
ser hacerse a un lado o ignorarse. De hecho, Jesús dijo, “Por eso os dije que
moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros
pecados moriréis.” (Jn. 8:24). Allí
Jesús muestra Su “Yo Soy” – sin un predicado – como el objeto de nuestra fe. Él
obviamente se coloca a Sí mismo en el lugar de Dios, y él puede hacer esto sólo
porque él es un Dios. Aquellos que saben que la Escritura es la Palabra de Dios
sólo pueden creer, y pueden tomar parte en la adoración a él en cuyo nombre
toda rodilla se doblará.
Definitivamente, Cristo es Jehová, el Dios del
Antiguo Testamente hecho carne (Véase el artículo: ¿Es Jesucristo el Jehová
del Antiguo Testamento?).
Los fariseos intentaron apedrear a Jesús por afirmar ser el Gran Yo Soy
Puesto que Cristo es Jehová, ¿Quién es Miguel
para los mormones?
El Elder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles
enseñó:
“Miguel, nuestro gran
príncipe, conocido en la mortalidad como Adán está al lado de Cristo en el plan
eterno de salvación y progreso. En la preexistencia Miguel era el hijo
espiritual de Dios más inteligente, poderoso y fuerte entre los destinados para
venir a esta tierra, salvo el Primogénito, bajo cuya dirección y en seguimiento
de cuyo consejo, obró. "Él es el padre de la familia humana y tiene
señorío sobre los espíritus de todos los hombres. Aparentemente y con propiedad
el nombre Miguel significa "parecido a Dios". En la creación de la
tierra Adán tuvo un segundo lugar después de Cristo. Cuando Lucifer se rebeló y
hubo una guerra en los cielos, fue Miguel el que condujo las huestes de los fieles
que arrojaron a Satanás. (Apo. 12:7-9.) Cuando llegó el momento de habitar la tierra,
el espíritu de Miguel vino y habitó el cuerpo formado del polvo de la tierra y
el ser humano creado de esta manera es conocido como Adán. Como primer hombre cumplió
con su destino preordenado de ser el sumo sacerdote presidente (bajo Cristo) de
toda la tierra. Es a través de él que Cristo es revelado, que vienen todas las
revelaciones, que son dirigidos todos los asuntos del Señor sobre la tierra en
la era pre-milenaria. (Enseñanzas, pág. 183-185; 199-201.) Tres años antes de
su muerte, Adán se reunió con sus descendientes justos en el Valle de
Adán-Ondi-Ahman. "Y el Señor se les apareció, y se levantaron y bendijeron
a Adán, y lo llamaron Miguel, el príncipe, el Arcángel." (D. Y C. 107:54.)
Se sentará en concilio en este mismo sitio justo antes del grande y terrible
día del Señor, todos los que hayan servido bajo su dirección en el ministerio
en todas las épocas, darán un informe de sus mayordomías; y el Hijo del Hombre
vendrá y recibirá de manos de Adán y todos los otros, un informe final. (D. Y C.
116; Dan. 7:9-14, 2122, 26-27.) Miguel peleó contra el Diablo por el cuerpo de
Moisés (Judas 9); dio consuelo al Profeta Daniel (Dan. 10:13,21); le apareció a
José Smith para discernir "al diablo cuando se apareció como un ángel de
luz," y para conferir llaves y autoridades
(D. Y C. 128:20-21); y
vendrá a participar del sacramento con Cristo y otras personas justas sobre la
tierra. (D. Y C. 27:11.) Sabemos también que estuvo con Cristo en su resurrección
(D. Y C. 133:54-55); que "al cabo del tiempo" peleará las batallas de
los santos (Dan. 11:40; 12:1); que todos los muertos saldrán de sus tumbas al
sonido de su trompeta (D. Y C. 29:26); que conducirá los ejércitos del cielo
contra las huestes del infierno en la gran batalla final en la que Lucifer será
desterrado eternamente (D. Y C. 88:110-116); y que hace todas las cosas
"bajo el consejo y dirección del Muy Santo, que es sin principio de días o
fin de vida." (D. Y C. 78:16.)" (Enseñanzas, pág. 181)” (Doctrina Mormona, pág.
471-472).
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